Happy Problems

Siempre me he considerado, en el mundo de lo material, bastante desprendida en cuanto a las “cosas”. Aunque soy una mujer de gustos muy puntuales, de estéticas en todo y de significados ocultos, para mí, “lo que se puede quemar siempre se puede reemplazar”. Así, que por mas gusto que les tenga no me trasnochan los afectos materiales.

Naufragando con Wilson

ace un año empezó una locura que hoy todavía sigue vigente, latente y sobretodo descontrolada. La vida y el mundo tal y como lo conocíamos se transformó; ya ni hace falta describir el caos que causó. Se nos estrelló el avión contra el suelo, en una isla desierta, dejándonos vivos, pero perdidos en terreno desconocido, lleno de incertidumbres, un lugar sin horizontes y sobretodo sin balsas de rescate.

El genio de EUGENIO

El 17 de noviembre llegó mi Eugenio. Después de meses de espera, de un intento fallido; con miedo, con ansias y con ilusión, entró por esa puerta naranja después de que cayera el sol. En brazos de Diana y con carita de cansancio, por un vuelo de esos de aeropuerto en tiempos de COVID, me vio por primera vez. Una cosita de nada, miniatura, inocente, frágil. Yo, sin saber bien si venía con tantas ganas de conocerme a mi, como yo a él.